Historias de Midland: episodio #1

65 años pueden parecer mucho tiempo, pero en realidad cuando te dedicas en cuerpo y alma a lo que amas, se te pasan volando. Nuestro primer episodio de Midland Stories recoge las historias de Vittorio, Rodolfo y Pasquale y las experiencias que vivieron juntos en Midland.

Algunos de ustedes han compartido nuestro viaje desde el principio, mientras que otros se han unido a la familia Midland más recientemente. Aunque los contextos y los años sean diferentes, lo que tienen en común todas las personas que optan por adquirir un producto Midland es esa pasión, incluso un poco nostálgica, por comunicar a través de herramientas que tienen una historia.

Vittorio, cuando ser CBista es el destino

Era el verano de 1990 en Bari y Vittorio acababa de cumplir 12 años, pero ya era un apasionado de la electrónica. Una noche, por casualidad, se encuentra rebuscando entre los muebles del salón de su casa y encuentra una caja: era el regalo de Navidad que había recibido de FIAT, como hijo de un empleado de la empresa automovilística.

En esa caja había pequeños walkie-talkies, pero Vittorio aún desconocía su utilidad.

Esos walkie-talkies tenían una antena de metal larguísima, que Vittorio intenta acercar al radiador, cuando de repente oye la voz muy grave de un hombre.

La primera reacción es de miedo: las radios vuelan sobre el sofá y él corre asustado hacia su madre en la cocina para contarle lo sucedido.

Incluso la madre se sorprende y no sabe de dónde viene esa voz: la única solución es esperar a que el padre regrese del turno de tarde en la fábrica para pedir explicaciones.

Esa noche Vittorio se quedó despierto esperando a que su padre regresara hasta las 22.30 para contarle lo sucedido, pero sobre todo para preguntarle: ¿quién era ese señor?

“Es un CBista”

“¿Un CBista? ¿Y quién es?".

Una vez superada la fase de miedo, la curiosidad se hizo cargo, pero sobre todo las ganas de volver atrás y hablar con ese misterioso caballero que de alguna manera entró con su voz en la casa de Vittorio.

Vittorio se anima y vuelve a intentarlo la noche siguiente: pulsa el botón lateral del walkie-talkie, pero nadie responde.

Vittorio se desespera por haber perdido la oportunidad de hablar con ese señor, pero después de unos días, su padre lo lleva a GBC, la tienda de electrónica más famosa de Bari: es aquí donde Vittorio se convierte en operador de CB con sólo 12 años, gracias a la compra de su primer Alan Quarantotto, la mítica radio CB que le había recomendado el dependiente.

Con la Alan Quarantotto, Vittorio logra volver a contactar con el misterioso señor de la radio, pero no sólo eso.

Después de unos años, todavía usando la legendaria radio CB, empezó a hablar con una chica que se hacía llamar Pocahontas. Esa chica que conoció a través de la CB ahora es su esposa.

A veces ser operador de CB no es sólo una pasión, sino un verdadero destino y hay muchas personas cuyas vidas la CB ha cambiado literalmente.

Rodolfo, de padre a hijo

Para aquellos que trabajaban como camioneros en los años 80, tener una CB era la única manera de comunicarse con otros compañeros en la carretera, porque los teléfonos móviles todavía no existían. Si hoy todos los transportistas optan por tener una radio CB porque es una herramienta cómoda, fiable y de altas prestaciones, en los años 80 tenerla no era sólo una elección, sino una necesidad vital.

Así cuenta Rodolfo la historia de su padre, un camionero que recorrió miles de kilómetros en los años 80 junto a su pequeño camión. Cuando era niño, ocasionalmente usaba la CB de su padre para hablar y conocer a otras personas.

Luego pasó el tiempo y Rodolfo ya no usó la CB hasta 2020: en medio del encierro, le vienen a la mente esos momentos que pasó de niño con su padre.

Esta vez ya adulto, Rodolfo utiliza una Alan Sessantotto y pasa sus días encerrado hablando con otras personas. Aunque hay Internet y PC, según él, la radio CB, sigue siendo imbatible (¿y quiénes somos nosotros para contradecirlo?).

Pasquale y el Fiat 127

Si te decimos Fiat 127, estamos casi seguros de que en tu mente aflorarán recuerdos de viajes a la playa con la familia, veladas bailando con amigos o aventuras en la carretera con las que hoy sólo puedes soñar.

Pasquale también vivió momentos inolvidables a bordo de su Fiat 127, pero lo que los hizo aún más únicos fue el Alan Quarantotto: su primera CB que le permitió comunicarse con otras personas mientras viajaba en su coche.

El diseño único del Fiat 127 (no es casualidad que la primera serie fuera diseñada por Pio Manzù, hijo del artista Giacomo Manzù), combinado con el diseño único del Alan Quarantotto, son la imagen perfecta de los años 80 que todos conocemos y recordamos con un toque de nostalgia.

De la Alan Quarantotto a CT990: hoy Pasquale sigue siendo parte de la familia Midland, cambiando de producto, ¡pero manteniendo siempre la misma esencia!

Y tú, ¿tienes alguna historia personal vinculada a algún producto Midland? ¡Puedes compartirlo con nosotros con un texto escrito, vídeo o audio!

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