Midland Stories: episodio #2
Comenzamos desde nuestros orígenes y los primeros encuentros que tuvo Corrado durante sus viajes, gracias al baracón. Luego vinieron las historias de Vittorio, CBista desde que tenía 12 años, Rodolfo que siguió los pasos de su padre camionero, y de Pasquale con su mítica Fiat 127.
Vuestras historias están creando un mapa de recuerdos de Midland que nos lleva directamente a los años 80-90, cuando presionar el botón que iniciaba las comunicaciones por radio, abría una puerta al mundo.
En este segundo episodio de Midland Stories contamos las historias de Orazio, Davide y Alessandro.
Orazio, de radiotelegrafista de abordo a Gestor de Desastres
La pasión de Orazio por la electrónica comenzó durante su época de secundaria, primero en el IPSIAM como radiotelegrafista de abordo y más tarde en el ITIS como perito electrónico. Estamos en los años 80 y en Italia circulaban los primeros baracones.
Fue en esos años que Orazio, junto con sus hermanos, compró su primer dispositivo CB, que él, como perito electrónico, llamaba radioteléfono CB. Era el Midland 4001 de 120 canales, acoplado a la mítica antena Skylab. En aquel tiempo los 40 canales nominales no eran suficientes dada la gran cantidad de gente que utilizaba las frecuencias (recordemos que los celulares aún no estaban en uso).
Orazio y sus hermanos estaban movidos por una gran pasión que les hacía superar incluso los “obstáculos” burocráticos de la época, entre concesiones y contribuciones. Eran los años en los que los “manitas” se divertían en el arte de las reparaciones y autoconstrucciones, pero sobre todo eran los años en que la radio era uno de los pocos medios de comunicación que te permitía conocer nuevas personas unidas por la misma pasión. Además de desempeñar un rol social, los CB ya eran muy utilizados en el ámbito de emergencias y el propio Orazio experimentó una dinámica única. Era mediados de los 80 cuando ocurrió un terremoto en el Etna; Orazio estaba sintonizado como cualquier otro día en una frecuencia, cuando escuchó la llamada de una ambulancia dirigida hacia su estación base. Al encontrarse en una posición muy abierta, Orazio podía escuchar a ambos, tanto que actuó como puente radio en el canal 9: este gesto permitió que el equipo realizara su trabajo de manera más rápida, agradeciendo a Orazio por el trabajo (espontáneo) realizado.
Aún hoy, los CB tienen un papel muy importante en la gestión de emergencias: la tecnología ha avanzado enormemente pero las comunicaciones por radio nunca pierden su eficacia.
Davide, del mar a la montaña siempre con Midland
El primer encuentro de Davide con Midland fue en un pequeño velero comprado por su padre y equipado con una radio VHF. Antes de eso, nunca había sido un radioaficionado, pero fue en ese momento cuando se encendió la chispa. Cuando estás en el mar, comunicarte a través de teléfonos se vuelve complejo, a menudo impracticable, y es en esos momentos cuando aprecias especialmente la potencia de la radio.
Desde esas primeras navegaciones en el mar, la radio nunca ha dejado a Davide que encontró en el coche de su padre el mítico baracón. Es cierto que en el mar la radio es especialmente útil tanto en caso de emergencia como para no perder el contacto con la tierra, pero incluso cuando viajas en coche, el baracón resulta fundamental. Hoy, Davide continúa su historia con Midland gracias al G7 Pro que lo acompaña durante sus excursiones en la montaña, gracias al canal especial Rete Radio Montana. Su próxima compra será un Alan 42 DS, el CB portátil que se puede utilizar incluso si no tienes forma de instalar una estación fija. Desde esa primera salida al mar hasta los viajes en coche con su padre, hasta las últimas excursiones: como si fuera casualidad, cada encuentro de Davide con la radio ha sido con un Midland.
Alessandro, aquel chirrido que le hizo conocer a una chica
Era la noche del 16 de julio de 1991 y Alessandro ya era desde hacía tiempo un entusiasta del CB. En su coche tenía un Alan 34, el histórico baracón de 34 canales que usaba en cada uno de sus viajes, desde los más cortos en la ciudad hasta los más largos. Lo utilizaba para hablar con otras personas, otros radioaficionados apasionados como él o para conocer a nuevos. Esa noche de julio del '91, mientras conducía a lo largo de las costas de Trieste con el Alan 34 encendido, empezó a hablar con una chica: desde ese primer encuentro por radio surgieron otros en persona, hasta convertirse en marido y mujer. Desde el 16 de julio de 1991 hasta hoy, Alessandro y su esposa nunca se han separado y, por supuesto, el Alan 34 sigue siendo parte de la familia, un recuerdo indeleble y aún perfectamente funcional.
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